lunes, 12 de septiembre de 2011

Sé que cometí errores… Que di pasos que no debí dar. Palabras crueles que salieron de mi boca sin pensar. Momentos en los que me dejaba llevar por la rabia. Circunstancias en las que hice sufrir a quienes quería. Actos, que perduran en el recuerdo de a quienes decepcioné…
No es fácil reconocer cuando te has equivocado, ni cuando hiciste algo fuera de lugar. Tampoco es fácil averiguar donde fallaste si te dicen siempre tus defectos y te echan la culpa de todo. La culpa de que esto terminara mal. La culpa de perder una batalla. La culpa por no ser lo que quieren.

Cuesta, y mucho. Pero no es imposible. Duele, pero se cura. Con el tiempo.
Hoy conté a alguien uno de mis muchos fallos como persona.
Si no lo había hecho antes era por miedo a que algo cambiara, miedo de perderle. No sospechaba en ese momento que si se conoce bien a esa persona, si de veras se le quiere, hubiera sabido que no me tacharía de inadecuada, que no dejaría de hablarme, permanecería a mi lado, pues me conocía.
Y así fue. Se lo conté. Decírselo simplemente. Sin intentar hacer más dolor. “Hice esto. Y me arrepiento”. ¿Me dejó de lado? No. Me perdonó por no habérselo contado anteriormente. Me perdonó porque yo necesitaba leer esas palabras provenientes de él. Porque necesitaba saber que aún seguía viva, sentir, estar segura de que no se había terminado mi sueño.
La tranquilidad con la que asimiló la noticia me brindó pruebas de lo mucho que me ama.
Conozco a esa persona. Sé que me entiende. Que nunca me dejará por mucho que le haga.
Y por ella, sería capaz de cambiar el mundo, comprarle una estrella, aprender alemán…
Porque a pesar de que no haya nada que pueda hacer, nada que pueda demostrarte lo mucho que significas para mí.
Todo el dolor que me causé a mí misma por hacerte daño a ti, todas las lágrimas derramadas por fallarte… Pero aún así nunca dijiste adiós. Pero algo dentro de mí, sigue temiendo que te hayas ido.


Lo sé, te decepcioné… Pero ahora no será así. En este momento en el que me doy cuenta de todo, en el que  estoy segura de no querer que te vayas… En este momento no te irás.
Tenía todo, pero yo misma me lo quité. No sabía lo que la vida me había dado. Pero ahora veo, honestamente que tú eres lo único bueno. Él único a quién dejé conquistar mi corazón. Ahora no puedo respirar, porque me acabas de decir que me quieres.
Porque si doy un paso y vuelvo a perderte. Daré la vuelta, un giro completo, 360º… Porque nunca te dejaré ir.
Seré todo lo que quieras que sea. Tendré mi mente pegada a mi cuerpo, porque si te vas, dejas acabada toda mi vida. Estaré contigo siempre, para pasar el día a día, y hacer que todo esté bien. Porque sin ti no puedo dormir. No quiero dejarte nunca, nunca… Tú eres lo que tanto me costó conseguir, lo que realmente quiero…
Sin ti no se qué hacer; no podría vivir tranquila… Si estás aquí, conmigo…
¿Lo ves?
Eres todo lo que necesito.
Lo siento…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dejar un comentario, será la forma perfecta en la que veré si compartes mis ideas, tienes mis mismos sueños, o si incluso te ha gustado.