Alistair agarró el cuerpo de Catherine. Lo agarró con fuerza. Una pena enorme se extendía a través de su pecho mientras ella le contaba todo lo que había pasado durante su infancia: sus problemas en las escuelas para señoritas, la forma que tuvieron de entrenarla en el manejo de armas, la exigencia a la que era sometida, la libertad que le fue arrebatada.
Le daba muchísima pena ver a esa joven, ahora en sus rodillas, escondiendo su propia cara en el cuello de su camisa, llorando e intentando respirar al mismo tiempo. Era difícil. Él lo sabía.
Es difícil estar a la altura cuando la meta es demasiado alta, es complicado avanzar si te imponen el pasado como referencia... Ella era tan consciente de sí misma, tan compasiva que resultaba muy fácil hacer que se sintiera rechazada. Era una chica solitaria que amaba los mundos de fantasía. Por eso le gustaba, para él Catherine era distinta... Sólo ella sabía maquillarse el alma con letras. Pero en ese momento, cuando exteriorizó su dolor, Alistair aún tenía cosas que descubrir.
La gente normal no saben lo difícil que es intentar vivir cuando los valores sobre los que se basan la propia existencia se cimentan en una absoluta falta de seguridad en uno mismo. Los ataques constantes a la dignidad y a la valía personal tendían a imbuirla de una desvalida sensación de fracaso... Todo gracias a los métodos de educación de sus padre, fundamentados en las críticas mordaces y el desprecio. Cuando ella habla pocos la escuchan, así que a lo largo de su vida ha permanecido quieta. La gente le preguntaba por qué era tan tímida, y ella contestaba que no había nada que decir. Aunque en realidad tenía muchos pensamientos en su cabecita. No se los contaba a nadie, no sabía si podía confiar en alguien. Hasta el día de hoy, en que lloraba por tantos años en soledad.Pero ella se había hecho fuerte por el bien de su pueblo. Toda la escena que vivía le hizo recordar una frase que su padre solía decir: si alcanzas el silencio, escucharás los gritos de los que callan.
Catherine seguía murmurando palabras sin sentido, humedeciendo la tela de Alistair. Él notó el frío en el cuerpo de la joven y la arropó más contra su cuerpo, colocando una manta sobre sus hombros desnudos. El carruaje hacía rato que había parado en una posada para descansar del trayecto. Las camas estaban limpias, o lo suficiente como para dormir ingenuamente. Ellos compartían habitación. Pero como Catherine había comenzado a gritar en sueños, y luego se sucedió su conversación, decidió el guerrero permanecer cerca de ella, si no podía consolarla, al menos la cuidaría.
Mientras ella derramaba pequeñas perlas de cristal y riachuelos de plata por sus mejillas, él pensaba en lo distinto que era todo. A veces, la más linda sonrisa escondía los más tristes secretos, los más lindos ojos habían llorado todas las lágrimas y los corazones más amables habían sentido el mayor dolor. Quizás todo injustamente. Catherine ponía una sonrisa falsa sobre su rostro, sonreía y mentía, decía que estaba mejor que nunca, aunque su vida se estuviera cayendo a pedazos.
Ella estaba enfadada. Oscura. No se sentía segura y no sabía qué hacer con respecto a ello. Desearía poder controlar todos sus demonios, en vez de que ellos la controlaran. Está perdida. Sola.

Ella estaba ahí, acostada. Con el paso del tiempo cambió mucho. No sólo ella, si no la gente que la rodeaba. Se distanció de sus amigos, y ella todavía no entiende qué fue lo que hizo mal. Pero aprendió, poco a poco, a estar sola. A no escuchar nunca un ‘¿cómo estás?’, a no recibir muchos abrazos, a no escuchar muchos ‘te quiero’, sola fue adaptándose a no depender de nadie. Cada vez que se acuerda de viejos tiempos, se le llenan los ojos de lágrimas. Cada vez que necesita alguien en quien confiar, no encuentra a nadie. Se la pasa sentada en el bosque, o en su habitación mirando al vacío. Sola, llora sin que nadie le diga que todo va a estar bien. Que todo tiene solución y que siempre después de una tormenta, vuelve a salir el sol.
Mientras Alistair mantenía un abrazo férreo, Catherine pensaba en su vida...
En algún momento en el camino, me perdí a mi misma. No me río tanto como solía. Creo que estoy bien, es solo que no disfruto estar bien, estar viva, estar dentro de ese círculo de inmunidad.Y disfrutaba tanto antes.
Era como una niña, emocionada con todo.Extraño eso.Y no culpo a nadie.Solo busco respuestas.Un lugar nuevo donde pueda ser yo otra vez.Y disfrutarlo... disfrutarlo de veras.Quisiera tener el coraje de irme.De irme a encontrarme a mi misma.Y traerme de vuelta...
There's only so much hurt a woman can take... All the hurt, I feel like is trying to explode out of me.
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