jueves, 5 de enero de 2012

Fin de Año. Part.2.

-          ¡¡¡Vamos, vamos, que sólo quedan cinco minutos!!!
-          Cinco minutos para empezar un nuevo año… -susurré a Ilya, sentado a mi lado en la pequeña plazoleta decorada con flores y mariposas nocturnas batiendo sus alas a nuestro alrededor.
-          Ya sabes que no creo en eso que dicen “año nuevo, vida nueva”-me recordó.
-          Ya… Supongo que da igual cómo termines el año,  nunca pasa lo mismo dos veces.
Sus manos estrecharon mi cuerpecito bajo su chaqueta, la cuál me había entregado minutos antes por el frío. Sus labios se posaron en mi cachete, dándome un pequeño beso, cálido y tranquilo.
-          Quiero pasar toda mi vida a tu lado… Despertarme siempre contigo, tocar tu pelo, besar tus labios, disfrutar de tu sonrisa, del calor y paciencia que transmites… De cada segundo maravilloso junto a ti- confesaba, hipnotizando mi mirada con sus ojos, casi negros debido a la pasión que ardía en cada poro de su piel, abrasando mi cuerpo… Y mi alma.
-          Te amo...- constaté con su boca sobre la mía.
-          Yo más.

Veíamos desde el banco de estilo románico, cómo dentro del salón todos cogían las uvas, dispuestos  a tragar las uvas tan rápido como el reloj daba las doce campanadas.
Era impresionante, cómo pendientes de la nueva pareja de chismosos elegidos para darlas, se les caía la baba o repetían inconscientemente, los pasos  a llevar a cabo al tiempo que se atragantaban. Unos me habían dicho que a cada uva que tragaran, pedirían un deseo, otros, tenían ropa interior y el traje, incluso el pelo de rojo; otros simplemente estaban cogidos de la mano, o “declarándose a alguien” solo para continuar el año nuevo con muchos novios…
Y yo, sentada sobre mi novio, uniendo nuestros cuerpos, perfectos acoplados entre sí, nuestros labios en un sello de amor, y nuestras manos en signo de enlace final. Y en Navidad, una de las épocas terribles para unos cuantos, sin palabras a describirla para mí.
Sería el primero de muchos años sin comer las uvas, celebrando la entrada de este nuevo curso en nuestro camino, con la persona que amo, sólo con un beso que sería capaz de robarme hasta el aliento, y a mi no me importaba en absoluto.
Por eso, mientras se oían a los presentadores gritando <

<>
Paramos para respirar, sedientos de más.
-          Feliz año, mi vida…
Los labios de Ilya rozaron los míos, y nos precipitamos en el beso más dulce en nuestras vidas. Él sintió cómo temblaban mis labios bajo los suyos, notó lo frágil que era sin su apoyo y seguridad.
-          Relájate, que no dejaré que se acerque a ti ese malnacido…
-          Lo sé- cerrando los ojos con fuerza, olvidando el abuso de fuerza cometido por Don Ricardo.
Esta vez fueron mis labios los que, suaves, generosos, encontraron los de él. La avidez fue poderosa, pero Ilya me refrenó, tomando aquello que era capaz de controlar.
Y fue en ese momento, cuando recordé por qué me había enamorado de él.
Bienvenido fue desde un principio el invierno que me unió a él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dejar un comentario, será la forma perfecta en la que veré si compartes mis ideas, tienes mis mismos sueños, o si incluso te ha gustado.