Siempre me ha gustado tocar el piano.
Desde pequeña, he visto cómo los grandes compositores lo
manejaban un poco, o cómo mis cantantes favoritos obraban maravillas con ellos.
Sus teclas, negras y blancas, debidamente afinadas, preparadas para ser tocadas
por unas manos expertas, y no las de una pequeña que, con fuerza, se las
ingeniaba para que las notas tomaran sentido.
Era difícil, o eso al menos, era lo que decían. Yo, en
cambio lo veía como una nueva forma de música a parte del violín, una nueva
forma de vivir las bandas sonora de nuestras vidas, o sentir la energía
crepitar en mi interior. Por esa misma razón me he pasado casi toda mi vida en
una escuela de música, con prácticamente todos los días escuchando piezas
musicales, y casi todas las noches con la radio en Cadena Dial y los 40
Principales.
Ellas me han llevado hasta donde estoy hoy. Me han dado
fuerza, amor, tristeza, rabia, alegría… Sentimientos canalizados de la mejor
forma posible, quedando aún grabados en mi mente.
Por eso mismo, ahora estaba posando mis dedos en las frías
teclas del piano de cola en sala de conciertos de España, preparándome para
tocar la primera pieza del que sería mi tercer concierto profesional.
Volví a mirar al público nerviosa, esperando poder divisarle
entre tantos. Sabía que mi familia estaba en las primeras filas, pues había
comprado sus pases vips y se los había enviado junto con el billete de vuelo.
Mi madre, mi padre, mi padrastro, mi hermano pequeño, y la abuela de éste;
ellos como representantes de las tres familias que tenía: paterna, materna y
política. Pero en realidad, sólo me faltaba por encontrar una cara… Que no
debía andar muy lejos.
Efectivamente. Justo en medio de todas las filas de butacas
en forma de media luna y cada cuál un nivel más alto, se encontraba el motivo
de que hubiera seguido adelante aún cuando muchas cosas creía perdidas.
No me fijé mucho en su ropa, no tenía tiempo, pero sí vi
cómo sus labios se dibujaban en una sonrisa, y coreaba el aplauso inicial del
público. Eso era lo que necesitaba. La señal de que todo saldría bien.
Volteé mi cabeza a las escalas del piano, dispuesta a hacer
de las notas que saldrían a continuación algo realmente maravilloso.
Moví mis dedos lentamente, provocando un sonido muy suave,
elegante; al mismo tiempo inhalaba el aire que utilizaría para cantar la
melodía con la que acompañaría las
notas, junto con el coro.
-
I
never had a dream come true/ ‘Cause I never met a person like you. / You should
be a friend/ but you’re the most important for me now.
Aumenté la velocidad de mis dedos,
tocando algunos acordes para embellecer la canción que días antes había
compuesto en casa de mi novio.
Al terminar la primera canción,
empecé Faithfully de Glee, y después una melodía muy poco conocida de un
compositor moderno. Terminé, con mis principales obras, las que eran mayormente
conocidas.
Y cuando pensaba que ya estaba a
punto de que bajar el telón, en un último respiro con los ojos cerrados, sentí
como todo cambiaba de repente: el ambiente, los murmullos por el auricular de
mi oreja, las luces…
Al abrir mis ventanas al mundo
una vez mas, al contemplar cegada la luz que entraba por las ventanas de la
universidad de Fran, y las manos que rodeaban mi cintura, recordé que aunque no
lo quisiera, los sueños podían presentarse como algo muy real cada día. Miré a
la cara al chico, respondiendo a su sonrisa de oreja a oreja, y apoyando en su
hombro mi cabeza, disfrutando del fuerte perfume que llevaba puesto él y que
tanto me gustaba.
-
¿Te ha gustado?
Tardó unos segundos en responder,
como si cualquier respuesta fuera insignificante.
-
Ha sido brillante. Tú eres brillante.
Estudié sus ojos, intentando que
los míos no echaran a llorar tontamente. Eran sinceros, como siempre, llenos de
amor y cariño.
-
Me alegro que te gustara.
Posé mis labios sobre los de él, disfrutando
del suave sabor que tenían tras el chocolate caliente que habíamos tomado
antes. Un sabor que me encantaba, pero no tanto como su persona y lo que
significaba para mí.
Y porque lo quisiera o no… Todos
los momentos de mi vida tenían una canción concreta, y la de ahora era ésta:
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