-- ¿Aún no te has vestido? Vamos a llegar tarde, y
de seguro que está ansioso por verte…
-
¿De qué hablas? Todavía es temprano, quedamos
sobre las ocho en el bar; él mismo insistió en ir en el coche con mi padre
horas antes para ayudarle.
-
¡¿Lo has dejado solo con tu padre?!
-
No le hará nada…
-
Sólo asegurarse de que no te dejará embarazada antes de tiempo.
-
No seas exagerada… Cálmate un poco…
-
Estoy calmada, pero quiero ir saliendo ya. Aquí
uno se aburre demasiado.
-
Bueno… Dame unos minutos y me visto. Terminaré
de pintarme allí.
-
No, no, no. Si sales, saldrás completamente
lista.
-
Pero… Acabas de decirme que quieres salir ya. No
te haré esperar…- así me libro de tu pesadez-.
Recogí de encima de la cama mi
traje de Nochebuena, el que me había pasado dos meses buscando; el ideal para
la ocasión que se me presentaba al ver después de tanto tiempo a Ilya.
Puse un poco de música desde el
radio caset, donde sonaba en la Máxima FM “Si eu te pego” de Michel Teló. Esto
sirvió para relajar un poco mis músculos debido a la presión que ejercía mi
prima al decir una mínima palabra. Sus temas siempre se habían reducido a lo
mismo: chicos, novios, rollos y amores imposibles. Los mismos temas que me
había contado desde que iba a su casa todos los veranos y terminaba escuchando
mi música del MP3 mientras ella coqueteaba como una endemoniada desesperada.
Y ahora, mientras ella enlazaba
las cintas de detrás de mi espalda en cruz, yo me decoraba la cara con unos
tonos muchos más suaves que los de ella: marrones oscuros, con negro y dorado;
los labios de un color rojo intenso y colorete y base repartidas por toda la
cara. Nunca me ha gustado llevar mucho maquillaje, es un impedimento para
sentir lo que me rodea y la impresión que se da con ello. Por eso mismo me
limité a dibujar en mi ojo una línea negra con el lápiz de ojo, aplicando un
poco de polvo dorado en el párpado y un tono ligeramente más oscuro dando un
equilibrado contraste entre mis ojos marrones y el color de la prenda de ropa.
El lápiz labial me sirvió para perfilar mi boca, rellenándolo de un gloss
claro. Cuando terminó de atar mis lazos, me agaché para atarme el zapato que me
regaló mi madre hacía unas semanas. Un tacón negro, alto, con cintas que
rodeaban todo el pie y terminaban en un lazo alrededor del tobillo.
Antes de salir, me examiné en el
espejo, cerciorándome de que estaba muy bien. El traje, rojo pasión se
estrechaba en el pecho y torso, con telas brillantes de pedrería colocadas de
tal forma que el escote era picado y abierto, mientras que el resto del vestido
caía en picado a mí alrededor, llegando un poco más por encima de la rodilla.
Sobre mis pies di media vuelta,
cogiendo mi móvil y las llaves de la casa, buscando el número de Ilya para
avisarle de que en una hora estaría allí, y podríamos volver a vernos.
Mi prima ya me esperaba sentada
en el coche, aplicándose una vez más el pintalabios rojo chillón en su belleza
artificial pero que a muchos gustaba. Sigo sin saber por qué.
Pero al subir, lo primero que
hice tras poner en marcha el motor, fue reproducir mi disco pirateado con
diferentes canciones animadas que me ayudarían a mentalizarme para la gran
noche… Y las locas con las que hablaría.
La voz de Ilya sonó a través del
manos libres, ronca y segura de sí misma…
-
Hola, mi amor. ¿Ya vais de camino?
-
Sí, acabamos de salir. ¿Tú estás ahí ya?
-
Llevo aquí un rato largo, tu padre me dio buen
tema de conversación y tus tíos, son muy poco convencionales- su risa resonó
por los altavoces.
-
Te queda mucho por ver…
-
Tu padre pregunta si traes contigo a Miriam.
-
Dile que sí, que está a mi lado pintándose una
vez más.
-
Se lo acabo de decir… ¿Me llamas cuando estés
llegando?
-
Sí, sal a buscarnos por favor.
-
No lo dudes. Besos, te quiero.
-
Igual yo, cariño.
Miré de reojo a mi prima, que se
reía disimuladamente.
-
¿Pasa algo?
-
No, nada. Sólo que no me imaginé que llegases a
tener novio. Y menos a alguien como él.
-
¿Qué pasa? ¿Es mucho para mí acaso?
-
No, que va. Pero… No sé…
-
No saques cosas extravagantes de tu mente,
porque no vale la pena.
-
Yo saco lo que quiera. Sólo te dije que no me
parece que hagáis buena pareja y tú ha saltado con eso.
-
Quizás porque no eres la indicada para decir
quién o no me va, más que nada porque ni tú misma sabes amar.
-
¿Qué yo qué…?
-
No te hagas la tonta, que siempre que me has
visto feliz has terminado haciendo cosas que me encantaría olvidar.
-
¿Cómo qué?
Subí el volumen del disco,
olvidándola. Tarareando la canción que sonaba en ese momento, la que me
permitió pensar una vez más en él y nuestros planes, considerando lo que
perdíamos y ganábamos…
Considerando que si mi prima
seguía por donde la veía venir, Ilya terminaría detrás de ella, total e
irrevocablemente enamorado de ella, y no podría hacer nada para evitarlo,
excepto sentir celos.
Dudaba mucho que él se enamorara de ella, yo la sobrepasaba en casi todos los aspectos, y si quería que funcionara nuestra relación, debía acostumbrarme.
Acelero la marcha del coche, adelantando con facilidad a los demás, sintiendo como mi corazón empezaba a latir cuando más cerca estaba de él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejar un comentario, será la forma perfecta en la que veré si compartes mis ideas, tienes mis mismos sueños, o si incluso te ha gustado.