- Tardaste menos de lo que pensaba…
- No soportaba un minuto más separada de ti- abrazándole, escondí mi cara en su pecho, buscando el lugar de donde procedía su colonia que tanto me gustaba. Sus brazos rodearon mi pequeño cuerpo, apretándolo contra sí y apoyando su barbilla en mi cabeza.
- ¿Fue bien el trayecto?
Me tomé tiempo para pensar la respuesta que le daría: si era cierto que el trayecto no habíamos hablado, pues lo único que se lo impedía era el caset con la música y las llamadas que recibía cada cinco minutos de sus súper admiradores.
Lo que no había ido tan bien fue cuando estábamos en casa, con ella y sus tonterías… Pero no iría a preocuparlo con cosas tan tontas como esas, menos esa noche, cuando volvía a tener la posibilidad de estar con él; como tantas veces había querido a lo largo de los cuatro años que nos conocíamos y dos años que salíamos como pareja oficial. Mientras tanto, el residía en Andalucía y yo en las Islas Canarias. Los únicos momentos cuando podíamos vernos, y extraño que este año él escogiera estas fechas, era cuando terminaban las clases por mayor comodidad para los dos.
Nos dimos la vuelta, mientras una de sus manos pasaba por debajo de mis brazos y detrás de la espalda, inclinándose sobre mi oído y susurrándome:
- Estás preciosa… Este traje te queda de maravilla.
- Gracias- respondí sonrosada.
- Te comería a…
- ¡¡¡Cariño mío!!!
Mi padre se nos acercaba corriendo, impaciente por abrazarme después de habernos pasado casi un año sin vernos, sólo hablando por teléfono y en contadas ocasiones. Era alto, con el pelo canoso por las grandes preocupaciones que sufrió cuando la crisis del 2011, y además, tenía los dientes tan estropeados como la última vez. Se negaba a arreglárselos hasta que el negocio estuviera fijado y sin deudas, ni problemas de pago. Toda la familia piensa que le queda mucho para terminar de sanar ése dinero perdido.
- Has traído las canciones preparadas, imagino.
- ¿Canciones? ¿Qué canciones?
- ¿Ilya no te lo dijo? Debías traer un CD con canciones variadas, para el karaoke…
- Espera, papá. ¿Karaoke? ¿Has puesto un karaoke aquí?
- La idea fue de tu novio…
Miré a Ilya con el ceño fruncido, esperando que me explicara qué pasaba.
Él, en cambio, soltó un bufido de exasperación.
- Estas mujeres de hoy en día, Nany- mi novio miró a mi padre, riéndose los dos ante la ironía del otro. Parecían haber congeniado, y en realidad, era un alivio saber que no tendría problemas por parte de mi padre acerca de mi relación. Mi madre ya era otra historia. Él debía ganarse su confianza, respeto y cariño, de lo contrario, no sería fácil seguir adelante. Ilya pasó su brazo por mi cuello, estrechándome entre sus brazos con ternura.
- Si no fuera por esta mujer, me pregunto qué estarías haciendo ahora mismo en Andalucía, inteligente- giré mi cara hacia la de él, contemplando sus hermosos ojos marrones, entrecerrados, con una chispa de picaría y otra de ternura.
- Perdido, mi amor.
En ese mismo momento, una de las nuevas versiones de “ya está aquí, ya llegó, blanca Navidad” desde los altavoces. Mientras seguía saludando a mis doce primas allí reunidas, y a más de los catorce tíos que tenía contando con sus esposas; mi madre entraba por la puerta, con mi hermanito pequeño corriendo hasta donde estaba para abrazarme después de no habernos visto durante casi tres meses por mis estudios en el extranjero.
Estaba más grande que la última vez, y algo menos flaco. Seguramente la abuela lo había convencido para que comiera más verduras y menos golosinas. A sus nueve años parecía tener doce, pues la energía junto con la gran madurez que había desarrollado todo este tiempo sorprendía desde la distancia. Lo cogí en brazos, apretándolo, intentando recuperar esos momentos perdidos. Y aunque él intentara salir del abrazo de oso, yo sabía que lo echaba de menos.
- ¡¡¡Mira lo que me dio Sari!!!- me enseñó un muñeco de su serie favorita, desde hacía varios años, Código Lyoko, concretamente el personaje de Ulrich con sus complementos.
- ¡Vaya! Pedazo de juguete. ¿Es Ulrich? ¡Qué cambio ha dado!- algo que me gustaba mucho de mi hermano era que en cuanto caía algo en sus manos, lo desmontaba para examinarlo por dentro, saber cómo era, qué tenía; para más tarde hacer un rompecabezas y averiguar cómo se reconstruía. El juguete no se había salvado, tenía cinta adhesiva por las manos y se notaba que alguien lo pintó de nuevo con unos colores que poco se parecían al original.
- No ha cambiado nada. Sigue igual… ¿Dónde lo ves cambiado?
- Tiene una mancha en la cara, ¿no se la ves?
- Mmmm… Eso fue cuando mamá lo atropelló con el coche…- su carita pequeña se puso roja de repente.
- Sí, cuéntale por qué lo atropellé- miré a mi madre, que acababa de entrar por la puerta cogida de la mano con Marco (el padre de mi hermano Hebel) acompañados por la familia de los dos- Tu hermano tuvo la ingeniosa idea de comprobar si Ulrich volaba y mi rueda pasó por encima de él.
- Hola, mamá. ¿Cómo estás?- dije riéndome.
Nos dimos un corto abrazo, aún sentíamos resentimientos por lo sucedido en el pasado.
- Muy bien, gracias, ¿y tú?
Hice les respectivas presentaciones de dos de las personas que más quería, advirtiendo a mi madre con la mirada que se guardara ciertos gestos. De nuevo, Ilya era el chico encantador y abierto que agradaba a toda mi familia… En cambio, yo tuve que vérmelas con el sicario de nuestro juego favorito, el “mala leche de Babylonia”, y uno de los pocos que se me plantó un día a conocerme de verdad y a fondo.
Justo cuando iba a llevarme a un lugar apartado al sicario, mi primo Freddy me llamó para acercarme al sitio donde colocaron el portátil.
- ¿Te importaría probar el micrófono?
- ¿Ahora?
- ¿Cuándo si no?
Con paso vacilante fui hacia el micro, odiando a mi primo por haberme llamado, y odiándome a mi misma por ir a hacer la idiota ante todos.
Lo primero que hice fue ajustarlo a mi altura con dificultad. A pesar de haber cantado en conciertos anteriormente, seguía teniendo problemas para bajarlo o subirlo.
A continuación, di unos pequeños golpecitos en la parte de metal, e improvisé una pequeña bienvenida a los congregados, fijando mi mirada en mi hermano, en mi madre, en su novio, en mi padre, en Ilya… Ellos me miraban orgullosos de mí, y no sabía cómo haría para corresponder a ese gran sentimiento que ellos sentían por mí.
- ¡¡¡Que cante!!!-gritó alguien desde el fondo.
<> Me dije a mí misma. ¿Cantar ante tanta gente? ¿Y si desafinaba? ¡Qué vergüenza!
- ¡¡¡Eso!!! Hagamos un dueto, Evie- Ilya subió al escenario de un salto, cogiéndome por la cintura y colocando en micro entre los dos.
- Evie, como no has traído ninguna canción, tadaremos en tener buenas canciones. Así que elige entre: Soraya: Live your dreams; Michel Teló: Ai si eu te pego o Keep holding on de no sé qué grupo.
El chico que cantaría conmigo me miró con complicidad. Habían dos canciones realmente buenas: keep holding on y ai si eu te pego. Nuestra canción no la cantaríamos en ese momento, así que escogimos la de Michel Teló.
Apreté llena de nervios su mano, y empezamos a cantar, como pudimos, el brasileño. Freddy apareció con otro micrófono que me tendió mientras mi pareja cantaba la primera estrofa con desenvoltura.
- Mossa ,mossa, asi no se me mata/ Ai si eu te pego, ai ai si eu te pego- mientras cantaba la canción se alejó de mí, como si fuera realmente un concierto, y él el artista musical interpretando y haciendo carantoñas, provocando risas en el público.
Creo que era lo que me faltaba.
- Delicisia, delicisia, assim no se me mata… Ai si eu te pego ai ai si eu te pego.
El baile tenía unos movimientos muy peculiares, que no dudamos en cambiar y mejorar para la ocasión.
En uno de ellos, Ilya se me pegó desde atrás, tocando mi cuerpo y retirando la mano rápidamente, como si le quemara, exagerando a la vez su cara.
En otro de los movimientos que hicimos, yo le tiraba de las solapas de la blusa, pues no había llevado corbata, atrayéndolo hacia mí y robándole la nariz.
Y sin querer, el público empezó a originar sus propios gestos, menos cuando llegaba la parte de Ai si eu te pego, que todos lo hacían igual, pareja con pareja, gritando “Ai si te cojo!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejar un comentario, será la forma perfecta en la que veré si compartes mis ideas, tienes mis mismos sueños, o si incluso te ha gustado.