- El paro está bajando, pero la única realidad, es que los pobres son más pobres, y los ricos, ¡Más ricos!
Desde el salón mi familia paterna despotricaba sobre el discurso del rey, grabado en vídeo desde que fue emitido; y estando ellos borrachos, aclamaban, despreciaban, reprochaban o tildaban al rey de mentiroso e inventor, pues era el menos indicado para dar ánimo a la población española, cuando su familia real y él gastaban más de dos millones de euros, la mayoría impuestos, de buena vida. Fueron sus gritos los que me despertaron de la ensoñación en la que me encontraba, abrazada a Ilya, bajo la ropa de la cama (sábanas, manta térmica y colcha).
La vida junto a él era muchísimo más fácil, tranquila en cierto punto de que no tenías que ir corriendo a todas partes; viviendo nuevas aventuras cada segundo del día, amando sin límites, soñando que todo es posible... Habíamos perdido el rumbo, no sabíamos cómo salir adelante sin apoyo... Pero desde la distancia, él llegó, sin aviso de ningún tipo, regalándome su corazón... Era extraño, saber que te amaban en España, y tú en las Islas Canarias, intentando mantener el orgullo y no caer en la desesperación y lo imposible de nuestra relación. En realidad, sólo faltaba valor para iniciarla, persistir bajo la tormenta.
Una vez, cuando todo era ideal junto a él, aunque fuera un sueño, me sentía junto a él, estando a mi lado, protegiéndome... Sabía en un punto concreto de nuestra relación que nos encontraríamos, aunque tardáramos una vida completa en poder vernos. A través de todo, sabíamos que el amor resistiría lo que fuera.
Más allá de toda posibilidad de ruptura, seguíamos creyendo en nuestros pasos, a veces con miedo, otras con ilusión, pero siempre con fuerza y decisión. Y a cualquier distancia, nuestras vidas y amor, siempre estuvieron ligadas por un lazo muy fuerte.
Soñábamos con un mañana, un nuevo mundo que llegaría, era posible si él estaba a mi lado, decididos... No existían fronteras cuando dormíamos, siempre aparecía en mi mente. Vivíamos con la emoción de volver a sentir, pero en carnes propias. El sol siempre brillaba en el mar, recordándonos la bondad que teníamos en nuestro futuro. No habrá nadie que destruya de nuestras almas la verdad, nadie... Eso me lo decía siempre... Y me encantaba imaginarnos sin barreras, sin arrepentirnos de nada... Sólo era posible todo estoy y mucho más, si estábamos juntos, todos los días, como sería de hoy en adelante.
Nadie se pudo enterar de las veces que estuvimos moviéndonos, pues la cama no tenía pequeñas barras de hierro debajo, y estaba bien sujeta al suelo. La puerta estaba cerrada con llave, por lo que nadie podía entrar y pillarnos in fraganti. Pero ahora, despierta, a punto de amanecer, y escuchando los gritos de mis tíos que al parecer no durmieron nada, decidí mandarles a echarse una pequeña siesta para el tiempo que quedaba.
Saqué de mi maleta la ropa que me pondría hoy: unos pantalones vaqueros hasta las caderas, unas botas negras de lana y una blusa de manga larga blanca. Pero antes de salir por la puerta, mi chico se despertó, preguntándome a dónde iba tan temprano. Me acerco lentamente, sonriéndole, acostándome a su lado, y besando su puente de la nariz.
- Vengo en seguida, sólo voy a mandarles a callar…
- ¿Y para eso necesitas vestirte?
- No iba a salir con la bata que me regalaste- saqué mi lengua, al mismo tiempo que él se reía por mis muecas-. No tardo, de veras. Sigue acostado.
Sus manos se dirigen a mi pelo, jugando con él.
- ¿Recuerdas hace años, cuando te dije que quería una foto tuya en cuanto te levantar?
- Sí, me daba vergüenza que luego te arrepintieras.
- Nunca lo hice; pero me encanta despertarme junto a ti, ver tu pelo desordenado como muestra de la agitada noche que disfrutaste, ver tus ojos color miel, con ligeros tonos de verde, totalmente somnolientos, y tu voz, tan ronca y excitante… Una diosa con palabras mayúsculas.
- Tu pequeña diosa. Pero debo irme… Cuánto antes me vaya, antes podré volver contigo.
- Y entonces me deberás un beso.
- ¿Sólo uno? Vale.
- Cachís...
Besé sus labios, y en menos de un segundo, impidiendo que él pudiera retenerme, salí corriendo escaleras hacia abajo.
******************
- ¿Miriam? ¿Qué haces aquí? ¿Buscas a Evie?
La joven me miró como si fuera un postre para un niño en verano, deseable y sabroso.
- En realidad, venía buscándote a ti…
Sentándose en el borde de la cama, justo donde durmió mi Evie, pasó sus manos por mi cara, provocándome unas pequeñas cosquillas, y no de placer precisamente.
- ¿Para?
Esta chica no me cae nada bien, pensé para mí mismo, pues no dejaba de intentar buscarme, o seducirme de tal forma que pusiera los cuernos a su prima… El caso es que si son primas, ¿cómo van a querer desearse una a otra lo peor? Menos por estas fechas…
- No sé que le ves a Evie, sinceramente. Es una chiquilla tonta, tímida, ingenua, no sabe nada de los placeres de la vida y…
- ¿Acaso tú sí los conoces?
- Puede- su mirada recorrió lentamente mi pecho, que inmediatamente tapé con las sábanas, o lo que quedaban de ellas-. Pero me interesa saber cómo es que acabaste tan enamorado de ella, como dicen los demás.
- Quizás porque no parece andar buscando nada, de forma interesada en ningún hombre que le rodee.
- Yo tampoco lo hago- me miró con picardía.
- Eso no lo sé. Pero intentes lo que intentes, te pido por favor, que te vayas ya.
- ¿Tienes miedo de que pueda conseguir lo que quiero de ti?
- De lo que tengo miedo, es que Evie entre por esa puerta, y mal interprete.
- Puede que ella deba hacerlo. Así tú estarás libre para mí…
- Yo nunca seré tuyo. No es la primera vez que me las veo con chicas que no saben cómo pasar su tiempo libre. Y estoy completamente enamorado de Evie, métetelo en la cabeza, y vete. Pues estoy intentando ser amable, y puedo terminar por sacarte a rastrar, algo que no me gustaría.
- Veremos, Darling.
Miriam se me echó encima, gritando, dando a entender que en el cuarto de al lado se hacía el amor, como si de una tormenta se tratara y todo el mundo debía conocer. Mi problema era que no quería hacerle daño, intentando detenerla, usando poca fuerza, pero que sólo servía para acercarla más a mí.
Sin darme cuenta, me quitó las prendas que cubrían mi desnudo, y se puso encima de mí, mientras seguía gritando.
Los pasos apresurados de Evie no tardaron en escucharse, y ella apareció asustada en el umbral de la puerta, junto con su padre, bate dispuesto para ser usado como arma de defensa.
Pude ver perfectamente como el semblante de los dos cambiaba radicalmente, el que más me llamó la atención y mas preocupado me tenía era el de mi enamorada. Pasó de blanco a verde, de verde a morado, de morado a rojo, y de rojo a negro de rabia. Tan negro era su color que de golpe tiré a Miriam al suelo, corriendo hacia Evie por si se desmayaba al apretar fuerte los puños y aguantar la respiración para no gritar.
- Cariño…
Sus ojos se fijaron en los míos, totalmente gélidos, llenos de desprecio.
- A mí no me llames cariño, hijo de puta.
Cogió de su mesa las llaves del coche, bajando las escaleras de dos en dos, mientras yo intentaba taparme con unas sábanas y esquivar al armado hombre.
- Déjeme salir…
Miriam se adelantó mientras mi suegro la insultaba de todo y de lo último. Aproveché su despiste para bajar apresurado y apreciar la brutalidad con la que mi novia cerraba la puerta y Miriam chillaba en el exterior con ella. Los retazos de la conversación que llegaron a mi oído, sobre todo las palabras de Evie fueron: ojalá lo hayas disfrutado porque si fuera por mí, te dejaba sin ovarios ahora mismo. Me sorprende que tardaras tanto en tirártelo, total, eso hacen las guarros, destrozar relaciones. Pero gracias, así sé que el chico no valía tanto la pena como para guardar fidelidad. Al igual que sé ahora, que la gente como tú no vale ni una mierda.
Abrí la puerta, cogiendo la mano de Miriam a punto de que pegara a Evie, tirando de ella hacia atrás, mientras, angustiado, pedía por favor a mi novia que me dejara explicarme.
Pero no hubo forma, no había empezado a hablar cuando Miriam y Evie se pelearon, tirándose del pelo, blasfemando, incluso haciéndose feas heridas.
Mi suegro salió también del bar, dictaminándome que me vistiera y saliera, mientras él intentaba separarlas.
Y así hice.
********************
- ¡No te soporto!
- Si él quería, estaba en su derecho.
- Claro que tiene derecho, pero conmigo, zorra.
Un derechazo que provenía de mi brazo impactó bajo la mandíbula de mi prima, derrumbándola contra el suelo. Sentí unos brazos rodéandome, pero que me impidieron esquivar la patada que mi prima me procuró entre las piernas, cayendo de dolor, y sin equilibrio.
Intentaron ponerme en pie mientras mi tía Elidia echaba la bronca a Miriam por su comportamiento. Pero eso no me importaba a mí, porque la persona a la que yo creía la más noble de todas, me había traicionado.
Cogí de nuevo las llaves del coche, entrando en él y encendiendo el motor.
- Evie, ¡¡¡espera!!!
No me importaba quién estuviera llamándome, yo ya ponía la cuarta marcha y salía corriendo con el Mitsubishi 3.000 gt cuesta abajo. Programando mí radio caset para que sonara una canción lo suficientemente aceptable en esta situación.
Mantuve el pie en el acelerador, incrementando de esta forma la velocidad, y dando las curvas cerradas con mucho peligro de salir de la vía. ¿Pero qué más daba? No me interesaba.
Notaba como la gravedad me empujaba en una y otra dirección, relajando unas zonas de mi cuerpo, incrementando la presión en otras.
Me había cansado de todo. ¿él me había puesto los cuernos? ¿Por qué? ¿Acaso no era suficiente con lo que yo le daba? ¿O tan repugnante le terminé resultando que sólo le interesa lo de él? ¿Qué hice mal? Pero es que yo no tengo la culpa ¡La tiene él! ¡Y encima con una prima!
Ilya me había mentido todo el tiempo, nunca sintió nada por mí, o conocía a mi prima de antes y quería mantenerlo oculto... ¡Pero es que nada tiene sentido! ¿Por qué iba a hacerlo?
él era todo lo que yo amaba... Como mi hogar...
Siempre fue ella la que quería todo lo que yo. Deseaba ser yo misma, y se convirtió en mi enemiga... ¿Pero y mi novio? ¡Qué tortura! No sé ni cómo controlar mis pensamientos... Mi cabeza está a punto de estallar.
¿Es él un novio de verdad? La verdad nunca pensé que me traicionara, tantas promesas que me daba, tantos sueños juntos... Para nada... Sólo había una explicación: fui un mero pasatiempo.
La gente tiene razón cuando dice que no merezco nada, soy imposible de amor, de una u otra forma nunca tendré una pareja de verdad.... Una maldición que me ha acompañado siempre... ¿Pero a dónde pertenezco entonces?
¡¡¡Joder!!! Yo soy una periodista reconocida, tengo todo lo que quise, y viene este imbécil a retozar con mi prima... Pero resulta que éste imbécil... Dios... Es el amor de mi vida...
Mi corazón, se rompía a cada metro que me separaba del bar, ansiando volver, como un perro, aunque fuera por migas de amor.
<> Pero era imposible... Aguantar la gran verdad...
Era revelador saber cómo podía sentir tanta adrenalina en mis venas en pocos segundos… Segundos que sin saberlo, durarían mucho menos de lo que quería.
Un grito sale de mi garganta, apretando el volante con fuerza, cerrando los ojos durante un instante, soltando la rabia... Mientras la canción sigue sonando.
Me había cansado de todo. ¿él me había puesto los cuernos? ¿Por qué? ¿Acaso no era suficiente con lo que yo le daba? ¿O tan repugnante le terminé resultando que sólo le interesa lo de él? ¿Qué hice mal? Pero es que yo no tengo la culpa ¡La tiene él! ¡Y encima con una prima!
Ilya me había mentido todo el tiempo, nunca sintió nada por mí, o conocía a mi prima de antes y quería mantenerlo oculto... ¡Pero es que nada tiene sentido! ¿Por qué iba a hacerlo?
él era todo lo que yo amaba... Como mi hogar...
Siempre fue ella la que quería todo lo que yo. Deseaba ser yo misma, y se convirtió en mi enemiga... ¿Pero y mi novio? ¡Qué tortura! No sé ni cómo controlar mis pensamientos... Mi cabeza está a punto de estallar.
¿Es él un novio de verdad? La verdad nunca pensé que me traicionara, tantas promesas que me daba, tantos sueños juntos... Para nada... Sólo había una explicación: fui un mero pasatiempo.
La gente tiene razón cuando dice que no merezco nada, soy imposible de amor, de una u otra forma nunca tendré una pareja de verdad.... Una maldición que me ha acompañado siempre... ¿Pero a dónde pertenezco entonces?
¡¡¡Joder!!! Yo soy una periodista reconocida, tengo todo lo que quise, y viene este imbécil a retozar con mi prima... Pero resulta que éste imbécil... Dios... Es el amor de mi vida...
Mi corazón, se rompía a cada metro que me separaba del bar, ansiando volver, como un perro, aunque fuera por migas de amor.
<
Era revelador saber cómo podía sentir tanta adrenalina en mis venas en pocos segundos… Segundos que sin saberlo, durarían mucho menos de lo que quería.
Un grito sale de mi garganta, apretando el volante con fuerza, cerrando los ojos durante un instante, soltando la rabia... Mientras la canción sigue sonando.
Una moto me adelantó por la derecha, parando más adelante, obligándome a derrapar con el coche por la carretera, tirando el cinturón fuerte de mi cuello… Y grité de dolor y frustración por todo lo que un día era mi metrópoli de sueños convertidos ahora en cenizas.
Lloré, rabiando, porque sonaba justo la frase “save the night, save the day, save your love, come what may; love is worth, everything we pay”.
El jovenzuelo, de pelo negro encrespado, desmontó de su vehículo, acercándose al mío.
No hacía falta que me fijara mucho, sabía quién era y por qué estaba.
- Déjame explicarme…
- No hay nada que decir.
- Joder, Evie, no lo hagas más difícil, no te cuesta nada escucharme tres minutos.
- ¿Piensas que en tres minutos conseguirás convencerme de lo contrario?
- ¡¡¡Pero déjame hablar!!!
*******************
Mi voz, provocó en ella una reacción mucho peor de lo que imaginé, pues se calló, con los ojitos anegados en lágrimas, bajando sus hombros, como una niña que recibirá una bronca por no hacer algo bien, como la niña incomprendida y maltratada que ella fue.
Abría la puerta del conductor, cogiendo sus manos entre las mías, levantando su mirada.
- No pasó nada, lo juro. Yo estaba esperándote, y ella entró como si nada, se puso en la cama y se subió sobre mí mientras yo intentaba quitarla.
- Sí hombre… ¿Y cómo explicas sus chillidos?
- No sé cómo hacerlo… Pero créeme cuando te digo que te amo, y que no te he sido infiel…
- Es imposible de creer lo que me dices- su carita giró en sentido contrario a la mía, desramando una lágrima cristalina, capturada por mis yemas.
- Eres lo más importante para mí… Si te hiciera daño, sería hacérmelo a mí. Ven conmigo al bar, y verás lo que dice tu prima Adele respecto a esto. Verás que tengo razón. Y que nuestro amor, puede mucho más de lo que te imaginas.
- Quiero creerte…
- Pero es difícil, lo sé… Sólo vuelve allí conmigo, verás quién dice la verdad.
Y aún así, nos quedamos mucho más tiempo en medio de la montaña, con el viento acariciando nuestras cabezas, y la suya enterrada, desgarradoramente llorando, sobre mi blusa.
Mientras recordaba lo que ella necesitaba: una familia que la quisiera de verdad, que no la dejara de lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejar un comentario, será la forma perfecta en la que veré si compartes mis ideas, tienes mis mismos sueños, o si incluso te ha gustado.