domingo, 29 de julio de 2012

Cowboy's history

SKAYDER

Para muchos el mejor amigo de todos. Un joven con el que poder contar siempre que se pueda. Un chico capaz de dar la mano por sus hermanos. Un señorito que no se rinde fácilmente, algo terco, pero muy especial.
Hace casi un año y poco más que lo conozco, y parece que ha sido toda una vida. Le conozco tanto, o menos que él a mí; le quiero muchísimo, y pocos serían capaces de igualarle en el futuro. No quiero decir que vaya a dejar la relación que tengamos, pero sí asegurar que ha dejado el listón masculino demasiado alto.



Al principio pensé que no era más que un chiquillo con el que me entretendría dos días. Que hablaríamos mucho para después tenerle rellenando la lista de amigos que ya tengo de por sí rebosando. Le avisé de que podría enamorarse, no quería tener que acarrear con más problemas de los que tenía por ésa época, él en cambio, dijo que ya veríamos si pasaba. Le comenté innumerables veces lo problemática que yo podía llegar a ser, que era difícil de entender, rozando la pesadez y la obsesión... Pero en vez de huir, como esperaba que hiciera, él se plantó firme en su sitio, aún con esperanzas y con una firma y férrea voluntad.

Comenzamos nuestra relación al poco de conocernos. Y no me arrepiento, me ahorré mucho tiempo sin él y su compañía. Aunque a lo mejor hubiera sido mejor esperar un poco más a conocerle más profundamente, y así no hacerle daño como le he hecho hasta ahora, cuando no entendía sus bromas, o sus ausencias. Pero aún así tampoco me arrepiento. Es de las cosas que más grandes y preciadas tengo.

Ahorita va a cumplir años, el 25 de septiembre, y quería hacerle un buen regalo. Lástima de mi que por culpa de la distancia no pueda darle los besos y caricias que tanto me gustaría. Porque a veces pienso que me estoy perdiendo sus mejores momentos en su realidad, y yo mientras aquí, atándole a algo que tardará en llegar. Un futuro poco más que marcado por la incertidumbre, pero seguro para los dos.
¿Qué le regalo pues a ésa persona que tanto quiero? Ni una canción dedicada por la radio significaría la mitad de lo que siento. Ni siquiera escribirle una carta valdría tanto como abrazarle en su día. Ni siquiera el hecho de comprarle algo que le hiciera mucha falta y mandarlo por correo me satisfaría tanto... Nada podría convencerme al final, de lo mejor para él. Y puede que no lo haga nunca.

Tengo la oportunidad de vivir mi vida con alguien maravilloso. Una vida llena de aventuras, sueños hechos realidad, y nuevos propósitos. Nuevas experiencias que enriquecerán mi vida, y nuevos miedos de perder lo que tanto quiero.
Pero de éso está hecho la vida,  y no me importa correr el riesgo si con ello puedo estar con él.

Puede que no seamos la pareja perfecta, que tengamos más broncas que días buenos, pero valdrá la pena. Si vamos a tener un futuro juntos, no tiene sentido que finja ser quién no soy; fingir que no voy a hacerte demandas en cualquier terreno. Aunque por mal que vayan las cosas, siempre estaré aquí.
Son tus defectos los que te han hecho maravilloso.
Lees mis pensamientos y emociones como si fuera un libro abierto. En circunstancias normales nunca me he molestado en ocultarte lo que pienso o siento. Y el hecho de que sepas muchos secretos míos, más de los que nadie sabe, evidencia que estoy más unida a ti de lo que había pensado en un principio. Y si mi instinto me dice que vale la pena perseguir esto, es lo que haré.


Te quiere, Lady Evie

lunes, 9 de julio de 2012

Who's she?

 ¿Quién era ella?
Nada más que una simple dama, hija del barón de Oxford, pasiva y gris. Menospreciada. Reticente a vivir la misma vida que sus compañeras, mucho más lindas que ella.
 ¿Quién era ella?
Nadie en mitad de la marea social londinense, eso si es que estaba situada en ella.

 Absolutamente nadie conocía sus deseos más prohibidos, sus sueños más oscuros, ni su forma de ser, ni de razonar... Su inteligencia era relegada a menudo a un segundo, tercer o último lugar. Con frecuencia tenía que parecer tonta ante quienes quería impresionar. Vivía en una época donde una cara bonita valía mucho más que la integridad de una persona.
Ni siquiera aquellas que tenían el nombre de mejores amigas conocían su necesidad de vivir la vida a  cada segundo, de sentirse cada día más viva, de experimentar nuevos sucesos, nuevas emociones, enfrentar nuevas situaciones. Cosa que veía imposible en su condición de solterona gordita y fea.

Nadie sabía a dónde iba, ni cómo ni con quién, y eso le bastaba para saber que era libre de tomar sus propias decisiones sin el miedo a ser tachada de mala compañía e influencia. Pero eso no le importaba mientras pudiera ser quien era ella. No mientras pudiera seguir soñando sin ser interrumpida por obligaciones. No mientras aún fuera dueña de su vida.

martes, 3 de julio de 2012

Para mejorar y no conseguir nada...


Que curiosa es la vida, que cuanto más intentamos sobresalir en algo, menos lo conseguimos. Y es que la sociedad, al menos la estudiante, está dividida de una forma muy rara.
Los que son inteligentes y dotados de la capacidad para aprobar sin estudiar y que se pasan las horas de clase hablando o dibujando en sus libretas, son aceptados por todos, pues dan las tareas, ayudan a entender y pasan la mayor parte del tiempo en frente del ordenador informándose sobre la vida de distintos famosos, viendo películas o viciándose a un nuevo juego.
Los guapos o que se creen lo mejor de lo mejor son aceptados en los grupos desde el primer día que llegan nuevos a un lugar, son abiertos y juguetones, algunos incluso se aprovechan de parecer cariñosos para conseguir abrazos o besos de las chicas que están a la altura.
Los que pasan de todo, simple y llanamente se olvidan de lo que les rodea en clase, colocándose los cascos de música o durmiendo, algunos incluso hablando por el móvil con sus amigos.
Y, el último grupo, donde me incluyo: los que intentamos sobresalir al menos una vez… Y no conseguimos absolutamente nada por mucho que hagamos. Somos marginados por los demás, tratados como raros o seres que nunca han existido ni tienen derecho aun minuto de fama. Simples seres que son pasados por alto sólo porque no son semi perfectos o alguien que no son. Pasamos la mayor parte del tiempo estudiando para lo exámenes, y después llega el empollón diciendo que nos hemos equivocado aquí, que no sabemos hacer esto, que ha sacado mucho más nota que nosotros, o incluso que no sabemos entender nada.

Cuando intentamos ir guapos al colegio, llegan los guaperas riéndose por la forma en que vestimos, o del peinado que hemos decidido llevar; para cuando pasas por la puerta de una de esas clases, te tiren agua porque no te soportan. Mientras, miras a tu alrededor y todos se ríen de ti. Intentarás seguir con la cabeza alta, pero no lo conseguirás.
Y los pasotas, si ven que intentamos llamar la atención o hablar con alguien distinto, directamente hacen chismes o te critican a la espalda.
Por lo tanto, me duele darme cuenta de que por mucho que intente mejorarme, siempre habrá alguien superándome, y no es justo… Merezco minutos de fama, incluso días y encontrar aquello que merezco y tanto he buscado. Porque no somos falsos, somos como somos, originales. No apreciados, incomprendidos, simples testigos de la vida, mientras los demás la viven con sus sueños hechos realidad…