viernes, 18 de enero de 2013

Ellas y ellos.


Desde la antigüedad la mujer ha sido uso de burlas, risas, críticas, ofensas, violencia… En 1864 se consideraba que una mujer representaba la maldad de saber demasiado por el mero hecho de recibir la “misma educación” que el hombre; ellas no sabrían usarlo, ni valorarlo. Pero tampoco se les presentaba la oportunidad de demostrar al mundo la capacidad de raciocinio de nuestra especie femenina.


Se dice que la base de la igualdad de género está en la escuela: en cómo se educa a los niños pequeños en los derechos y equivalencias entre hombre y la mujer con el fin de evitar los casos tan graves (y muy actuales) de asesinatos a mujeres por sus parejas o ex – parejas (para ellos un simple ajuste de cuentas).

En pleno siglo XXI, cuando se hace crear que el reconocimiento de la mujer está fundamentado en bases resistentes, aparecen en la televisión nuevos “ajustes de cuentas” entre parejas, un sueldo desigual en la empresa, un trato diferente en una organización, una suerte distinta, diferentes cosas que se van sumando rápidamente hasta formar una bola de desperdiciados valores y energías en hacer ver una realidad. La mujer empresaria está cansada de luchar y a menudo olvidamos aquellas hembras africanas persistentes que frente a su explotación y maltratos cargan grandes cantidades de peso al día para cobrar un sueldo ínfimo (y a veces ni eso) para ayudar a sobrevivir a sus hijos… Es cierto que a veces ni nosotras mismas recordamos lo subdesarrollados que están algunos países y las fuertes discordancias entre los más ricos.

Sólo hace falta echar la vista atrás para descubrir la lucha incesante que llevan las féminas a favor de su reconocimiento. Poco a poco lucharon por el derecho a votar, y aunque costó ponerlo en práctica y muchas murieron por el camino, han hecho posible una gran parte del sistema democrático europeo y estadounidense. Aunque a veces deja que desear. No se rindieron cuando tenían que cuidar del marido, casa e hijos en la época Franquista.

Ahora se nos enfrentan otros problemas, distintos de afrontar para cada dama: en una gran multinacional, guardan el puesto de ejecutivo al hombre, pues la mujer no sería capaz de conseguir los objetivos ni convencer a la competencia adecuadamente, mientras que el pacotilla de turno sabrá hacerlo mejor, o al menos, echarle el muerto a otro; en una conserjería de educación se tratan mal unos a otros, se critican y se insultan, se falta al respeto continuamente y ninguno declara las faltas de los otros mientras no sean propios o les afecte directamente, y acosan o maltratan psicológicamente al desvalido que intenta no meterse en problemas; el Estado que debe garantizar el Estado de Bienestar se carga muchos sueldos, pero sobre todo el de las mujeres con más de dos hijos, divorciadas que no pueden pagar ni la Universidad a sus descendientes puesto que las becas son repartidas al boleo (casualidad de la vida que siempre toque más dinero a los más ricos mientras los pobres se hunden en la miseria). Y mientras tanto, otros se llenan los bolsillos a costa de nuestro sufrimiento, y nosotras, estoicas de la vida, persistimos entre tanta oscuridad y machismo, esperando el día a ser despertadas, arrasar con nuestra luz y de paso, llevarnos a un par de inútiles por delante.

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