miércoles, 13 de julio de 2011

Sam y sus recepcionistas

- Buenos días.
- Buenos días. ¿Necesita algo?
- Sí… Venía hablar con la jefa de operaciones.
- ¿Su nombre?
- Sam-Houston.
- ¿Llamó pidiendo cita?
- No… Me dijo que no hacía falta.
- Pues… Debería haberlo hecho.
- Pero es que ella me dijo a mí…
- Lo siento, pero tendría que haber llamado antes. Que tenga un bien día, señor Hopton.
- Es señorito Houston. Y no me iré hasta que halla hablado con ella, así que ya puede llamarla y decirle que estoy aquí.
- ¿Para qué la quiere?
- ¿A usted qué narices le importa?
- Dígamelo, todo lo que sea respecto a ella, lo tengo que saber yo también.
- Pero es que yo vine aquí a hablar con ella, no con usted.
- ¿Y a mí que me importa para lo que vino usted?
- ¡Pues páseme ya con ella y déjame en paz!
- Antes tiene que decirme para qué ha venido.
- Para… Los próximos 5 minutos, quiero ver cómo usted se levanta de la silla y corre al despacho para decirle a la señorita que venga a buscarme aquí fuera, pues no pienso hablar con ella ¡en este edificio de viejas chismosas!
Para mi compañero Sam-Houston, que cuando me voy, es atormentado por mis recepcionistas en el juego. Claro está, él no se queda atrás…

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